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Por que mi perro persigue su cola

por que mi perro persigue su cola

Por que mi perro persigue su cola

Hay muchas razones para explicar por qué un perro persigue su cola. Como otros depredadores, los perros sólo persiguen sus colas cuando están aburridos e intentan jugar, especialmente cuando son cachorros. En las mascotas, este comportamiento se incrementa cuando el dueño se ríe y presta atención al animal. El perro perseguirá su cola para llamar la atención de su dueño.

Pero a veces este comportamiento puede ser una señal de advertencia. Si el animal persigue su cola muchas veces e incluso se muerde a sí mismo, la razón puede ser que tiene una enfermedad o está atado por un parásito.

Curiosamente, la genética influye en la tendencia de los perros a cazar sus colas. Algunas razas, como los Pastores Alemanes y los Terriers, son más propensos a hacerlo, especialmente cuando se aburren y se frustran. El comportamiento repetido y ritualista proporciona una recompensa psicológica que ayuda a reducir la sensación de estrés y frustración.

En otros casos, este comportamiento puede indicar que su perro sufre una enfermedad mental conocida como trastorno obsesivo-compulsivo. Los investigadores han descubierto muchas similitudes entre este problema en los perros y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) en los seres humanos, lo que sugiere que ambos tienen las mismas causas biológicas. Por esta razón, algunos autores tratan de estudiar a los perros para entender el origen del TOC en los humanos.


El TOC se produce en personas que tienen que realizar ciertos rituales para llevar a cabo actividades cotidianas (como comer o lavarse). A veces los pensamientos obsesivos les hacen tener creencias extrañas, como que alguien ha sido asesinado o que todo está sucio. Esta tensión es luego aliviada por la coacción, el comportamiento repetitivo que es anormal y dañino para la persona.

Las compulsiones de los animales
Los animales que exhiben tal comportamiento pueden correr repetidamente, perseguir colas, perseguir luces o sombras, o pararse y moverse de manera impredecible.

Se ha sugerido que varias razones pueden ser responsables de estos comportamientos obsesivos. La captura, el acoso, el miedo o la separación temprana de los cachorros de sus madres aumenta la incidencia de los cachorros, lo que indica que el TOC y esta afección canina tienen causas ambientales similares.

Esta enfermedad obsesivo-compulsiva del perro toma diferentes formas dependiendo de la raza del perro. Por ejemplo, como informa The Guardian, los bull terriers tienden a perseguir sus colas. Los Dobermans prefieren chuparse las piernas y los flancos (a veces causando graves lesiones en las extremidades), los labradores mastican objetos y rocas y los spaniels de la Caballería del Rey Carlos persiguen moscas imaginarias. Hay muchos otros ejemplos: Los animales están obsesionados con el agua, las bolas o con cubrir la comida antes de comerla.

Similitudes con los humanos
Un estudio publicado en 2016 en la revista PLOS ONE por investigadores de la Universidad de Lohi en Finlandia, mostró que los perros pueden ser un buen modelo para las pruebas de TOC en humanos.

En primer lugar, resultó que los perros que cazan sus colas son más propensos a mostrar otros comportamientos compulsivos, como la congelación, que los perros que no cazan sus colas.

También encontraron que los perros que más perseguían sus colas eran más tímidos y menos agresivos con los humanos. Sugirieron que la timidez de este perro tenía características en común con la inhibición que experimentan las personas que muestran moderación, huyendo y evitando las cosas nuevas, características de muchas personas con comportamientos compulsivos.

Además, la ingesta de minerales y vitamina B6 redujo la tendencia a perseguir colas en los perros compulsivos, como fue el caso de los pacientes con TOC.

Los tratamientos que los veterinarios utilizan para evitar que perros como el Prozac se muerdan la cola suelen ser los mismos que se utilizan para el TOC. Por esta razón, muchos científicos están estudiando las bases genéticas del comportamiento obsesivo-compulsivo de los perros, como el gen CDH2, para intentar comprender mejor ciertas enfermedades humanas.

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